martes, 9 de marzo de 2010

Discurso del candidato Doctor Alan García Pérez con ocasión de una convocatoria sobre “Seguridad Ciudadana “ realizado en el Hotel Ariosto – 2006



Hay que mantener, conservar la memoria viva, única manera de corregir los errores del pasado.

Julio VELASQUEZ ALVARADO (jeva1405@yahoo.es) nos envía el discurso del candidato Doctor Alan García Pérez con ocasión de una convocatoria sobre “Seguridad Ciudadana “ realizado en el Hotel Ariosto – Febrero 2006.

Señores Buenos Días

Señores Oficiales, analistas, especialistas en el tema de la Seguridad Ciudadana, muchas gracias en nombre del Frente Social, por su participación a lo largo de toda esta jornada de esclarecimiento y aporte del concepto respecto a este tema que es central para la realidad peruana y de cuya solución dependerá el fortalecimiento democrático del próximo gobierno.

Hay en nuestra sociedad, al mismo tiempo que grandes problemas económicos, un inmenso desorden, una falta de autoridad, una falta de respeto, no se obedece la Ley ni la autoridad.

El pueblo entero reclama reconstruir, desde sus bases, la autoridad como principio democrático, no como un ejercicio tiránico y vertical, sino como de respeto a la voluntad expresada por el pueblo, creo que la Seguridad Ciudadana, exige, como aquí se ha dicho, la reconstrucción del principio de autoridad, la afirmación del orden, la afirmación de la severidad del Estado y de la aplicación de la Ley, y en eso vemos naturalmente el respeto que la ciudadanía tiene a los instrumentos democráticos del Estado, uno de ellos, la Policía Nacional del Perú.

Hoy, nuestra patria, en todos sus confines, exige mayores medidas de la acción del Estado contra la delincuencia, pero uno de los temas centrales es que la delincuencia pareciera haber perdido el temor al Estado, a la Ley y a los instrumentos, como la Policía Nacional, al igual que en los años del terrorismo, cuando los delincuentes terroristas utilizaron los recursos legales en contra del Estado para destruirlo, hoy día la delincuencia utiliza los recovecos de la Ley para burlarse y para desarmar a la Policía, no le teme a la autoridad, no le teme a las armas de la autoridad, porque la situación del policía que desenfunda su revólver para actuar contra un delincuente lo convierte en culpable y, lamentablemente a los ojos de los mismos ciudadanos, lo convierte, efectivamente, en una especie de delincuente.

Ya hemos perdido mucho sentido de autoridad. Mi primer deber del próximo Gobierno debe ser reconstruir, de inmediato, el principio de la autoridad, para defender a la sociedad defendiendo a la Policía Nacional del Perú. Hay que cambiar algunas leyes para que el policía se atreva a actuar sin el temor de ver qué pasará después.
Hemos encontrado muchísimos testimonios de policías que con todo derecho no pueden ni deben sacrificar su futuro actuando con la energía que debieran, porque tienen el íntimo temor en lo humano y personal.

Yo pido que el próximo gobierno aprista tiene que hacer una afirmación de autoridad para que nuestro país pueda enrumbarse adecuadamente, no solamente ante la delincuencia, para aplastarla y reducirla, sino también para que aprovechemos las circunstancias favorables del mercado, del crecimiento, de la justicia, dentro del orden. Yo creo que eso define nuestra diferencia política respecto a otras alternativas.

Creemos en la autoridad democrática, creemos en la Policía Nacional, no la asesinamos.

Yo creo que tenemos en ese sentido las manos limpias de sangre policial. Recuerdo que en 1987, mi gobierno, a pesar de atravesar épocas de bonanza, tuvo que enfrentar una circunstancia dificilísima que fue la Huelga Policial y, mi primer compromiso, mi primer aporte a todas las autoridades, fue que no se vertiera una gota de sangre policial.

Habida cuenta que los policías enfrentaban a los terroristas, hubiera sido dramático que el Estado tuviera que derramar algo de sangre policial. Allí comprendimos la inmensa alianza que hay entre la democracia y la Policía Nacional del Perú, como después se llamó, con su gran reforma institucional y su unificación.

Y aplaudo, como aquí se ha dicho, y en otras ocasiones en que he escuchado a algunos de los protagonistas de hoy, que la Seguridad Ciudadana sea una "Política de Estado" y por consiguiente coordine sistemáticamente a las autoridades populares, a los Alcaldes, al Poder Judicial, al Ministerio Público, pero también a los Medios de Comunicación.

Necesitamos que los medios de comunicación alcancen, también a la Seguridad Ciudadana, su aporte de importante respeto por la Policía Nacional y por la autoridad de la Ley, que a tan mal traer, término cervantino, está en estos momentos, en nuestra patria. Perdido el respeto a los principales funcionarios y a las más altas instituciones, qué respeto se puede tener por el policía de la esquina.

Yo nací y viví en Barranco, y en Barranco conocíamos a nuestros policías de la esquina, el de la Av. Grau, el que cuidaba Talara, los conocíamos por nombre y apellido y los respetábamos. Al Técnico Lazo le pedíamos consejos, creíamos en ellos; ciertamente había poca delincuencia, pero tal vez había poca delincuencia porque respetábamos a la autoridad y al policía, y ellos tenían todo el derecho de decirnos en un momento "está usted hablando con la autoridad", y uno reconocía que tenían razón. Hoy eso se ha perdido y hay que recuperarlo, porque de lo contrario el inmenso desorden que amenaza, interna y externamente, a nuestro país, podría constituir el flagelo de la delincuencia terrorista, por el crecimiento agigantado de la delincuencia común.

Todo esto pasa, como aquí se ha reclamado, porque tengamos una buena educación, y al hablar de educación, llamar la atención a nuestras familias de no seguir confundiendo Instrucción con Educación. La instrucción aporta datos, conocimientos científicos, detalles históricos; la Educación es la formación en valores, en el deber, en el respeto, las fuentes mismas del espíritu humano. La educación que debe formarnos en el honor, valor perdido. La formación en valores que nos permita afirmar y fortalecer el respeto a la autoridad, se ha perdido.

Yo creo que el comienzo de un capítulo nuevo, que es siempre el comienzo de un gobierno, debe mostrar a partir del 28 de julio que viene un gobierno a afirmar la autoridad, que no confundan democracia con debilidad, que no confundan democracia con desorden, que no confundan democracia con incapacidad de mantener el rumbo del país. Si algo he aprendido en mi primera experiencia de gobierno es que hay que respetar la Ley partiendo de su aplicación severa, y creo que eso será agradecido por todo el pueblo, por todo el país. Pero si hablo de la severidad de la Ley es defendiendo a la Policía Nacional de los delincuentes, a través de la Ley que impida que los delincuentes sean puestos en libertad de inmediato o que impida que los delincuentes arrinconen a juicios y denuncias permanentes como aquí se acaba de decir.

Yo creo que mi partido tiene que pensar y articular leyes que permitan a la Policía actuar con energía y seguridad para cuando llegue el momento, sin tener el temor de verse destruido profesional y humanamente. En ese sentido, afirmar la autoridad es volver a la educación como formación valorativa, y eso puede y debe hacerlo el próximo gobierno desde el 28 de julio, no inspirando miedo ni disparando una dictadura, sino ejerciendo la autoridad democrática.

La Policía Nacional que es el brazo fundamental del Estado contra la delincuencia, tiene que ser fortalecida. Necesitamos fortalecer en número a la Policía. Al mismo tiempo necesitamos llevar el Estado concretamente a través de Comisarías y Puestos de denuncia, para reducir la iniciativa del delito. Hay enormes distritos que apenas tienen una Comisaría.

Fortalecer la Policía Nacional significa atender fundamentalmente su implementación, sus instalaciones, su equipamiento. Hemos pedido un listado de todos los vehículos que tiene la PNP para ver qué sirve y qué no sirve, y de lo que sirve cuánto cuesta reparar y ponerlos en servicio; para poder coordinar activamente una lucha con instrumentos, y no solamente una lucha cuerpo a cuerpo, porque se necesitan medios de comunicación, medios de transporte, cosas fundamentales.

Creo que hemos sido los primeros en rechazar tajante y enérgicamente el proyecto de la otra candidatura de desmembrar, descuartizar y convertir a la Policía Nacional en 1820 Policías desordenadas. Eso no pasará, porque eso sería abrir la puerta a la delincuencia, eso sería facilitar el salto cualitativo de la delincuencia. Necesitamos, por el contrario, fortalecer a la PNP en los sectores antisecuestros y antidrogas, que en estos momentos se plantean como prioritarios.

Fortalecer la Policía Nacional significa también, como lo ha reclamado el Señor Cardenal, aumentar y mejorar las remuneraciones de la PNP, en relación al ejercicio de otros servicios administrativos y estatales. Yo siempre he respetado a quienes arriesgan tiempo y su sangre con su actividad. Respeto mucho el trabajo de escritorio, el trabajo de gabinete, de consultoría, de asesoría; pero el trabajo del que arriesga su vida es cualitativamente distinto y en muchos casos tienen un sueldo menor, y en muchos casos trabajan mucho más que el otro que sólo trabaja media jornada, ¿por qué? Por qué se paga con tanta injusticia al policía, al Guardia Civil que actúa en defensa de la propiedad, arriesgando su vida?. Eso para mi no tiene ninguna lógica. No es que haya que homologar al policía a otras funciones, habría que homologar otras funciones a la Policía, es al contrario lo que sería justo.

1,400 policías dejaron su vida contra SL. Yo fui impactado cuando tenía 15 años con la noticia de la muerte del Mayor Patiño y 7 policías en Púcuta, que fueron victimados por la guerrilla subversiva y terrorista de entonces; a ellos los envió el Estado a caminar a la selva, sin mayores recursos y fueron victimados y torturados previamente, yo siempre recuerdo el nombre del Mayor Patiño y a los 7 policías asesinados en 1965, como recuerdo y recordaré siempre el nombre de los 4 policías asesinados en el puente de Andahuaylas.

Acá hay una diferencia clara, o se está con la ley, con la democracia, con la autoridad y la Policía, o se está contra la democracia y contra la Policía. El que quiere escoger este modelo bárbaro de insurrección, de violencia y de caos, comete un grave delito contra la Patria. Para mi es clave eso. Yo estoy seguro que el pueblo peruano va a votar por el camino de la democracia, que es también el camino de la PNP, de eso estoy seguro.

Fortalecer la Policía significa fortalecer sus remuneraciones, pagar la deuda que se tiene, deudas por cambio de colocación, por vacaciones. El Estado se preocupa por la deuda a los bancos, pero no por la deuda concreta de borceguíes y vestidos que le tiene a la Policía, la deuda de vivienda digna a policías asesinados. El Estado tiene que pagar esas deudas.

Mi gobierno defenderá la dignidad y el bienestar de la Policía Nacional del Perú.
 
Fuente.- Revista de la Legión de Honor de la Benemérita Guardia Civil del Perú. Año XIII Número 43 - Junio 2006 – Pág. 29, 30 y 31.

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